La obra de Marcelo Fuentes, con gran influencia de pintores como Hopper o Morandi, ha ido despojándose de de el afán descriptivo-narrativo característico de este medio de expresión, a favor de una mayor esencialidad de tendencia abstracta. Al marguen de ello, se sigue observando la necesidad de retratar el mundo que nos rodea, escenarios exteriores donde la vida interior se proyecta y discurre. En sus solitarios espacios pintados,

el ser humano no aparece por norma general, dejando de lado los discursos trascendentes para centrarse en la esencia de la pintura. Sus estructuras pictóricas son compactas, coherentes, ejemplos de precisión en la composición, en los tonos, en las formas y en la densidad de la materia, así como en la dirección de las pinceladas. Marcelo Fuentes ha expuesto en numerosas galerías de arte nacionales.

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